Una sonrisa bonita suele ser la mejor carta de presentación, más allá de la cuestión estética, una boca sana no sólo afecta a la salud bucodental, ya que es la principal entrada de alimentos y esto repercute en nuestra salud en general. Conseguir una boca sana depende de nuestros cuidados personales y la ayuda de los especialistas. Algunos consejos para conseguirlo:
Cepíllate tras cada comida y hazlo correctamente
Debemos cepillarnos los dientes después de cada comida idealmente o al menos dos veces al día durante tres minutos Es de gran importancia no irnos a dormir sin cepillarlos antes los dientes. Por la noche segregamos menos cantidad de saliva y, como consecuencia, nuestra boca está más desprotegida y las bacterias pueden adherirse más fácilmente a nuestros dientes, junto a la bajada de pH que se produce durante la noche crea un ecosistema más ácido y propicio para la proliferación de bacterias. No olvides tu lengua, paladar y los espacios interdentales, utiliza seda o hilo dental, si tienes un irrigador mucho mejor. Consulta con tu dentista cuál es el mejor cepillo, dentífrico y enjuague bucal para mantener tu boca sana.
La dieta también importa
No solo debemos evitar el consumo de tabaco o reducir las bebidas alcohólicas y productos azucarados. Se ha observado que ciertos alimentos ricos en vitamina C y K ayudan a la prevención de la gingivitis. La vitamina B2 ayuda a prevenir procesos inflamatorios. Aumentar la ingesta de ciertas verduras y frutas, como las manzanas por ejemplo, su alto contenido en vitamina C las convierten en unas grandes aliadas para la dentadura y ayudan a eliminar la placa dental. El apio, las zanahorias o verduras de hojas verdes, como las espinacas, necesitan que las mastiquemos un rato, esto estimula la secreción de saliva y, por tanto, neutralizan el ácido y limpian los dientes. Las fresas por ejemplo, contienen Xylitol aliado para atacar las bacterias que provocan la placa dental. No olvides consumir alimentos ricos en calcio, estos ayudarán a nuestros dientes, encías y huesos.
Adquiere buenos hábitos bucales
Resiste la tentación de usar palillos de dientes u otros objetos que puedan dañar tus encías y dejar entrar bacterias, no abras botellas ni otros productos con los dientes. Chuparse el dedo y morderse las uñas son ejemplos de hábitos orales que pueden desencadenar en una mordida abierta anterior y un resalte de los dientes frontales superiores. Usemos nuestros dientes para masticar las comidas no les demos otros usos por los cuales no están pensados.
Tu dentista tu mejor aliado
Acudir al menos una vez al año al dentista, es la mejor prevención para detectar posibles problemas y tratarlos a tiempo. Además, realizar una higiene bucal profesional ayuda a reducir la acumulación de sarro, que puede desencadenar en gingivitis, periodontitis o piorrea, por ejemplo.
Un diagnostico y un tratamiento a tiempo puede suponer la supervivencia de un diente y evitar patologías mayores.
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